sábado, 23 de enero de 2010

El Gran País

No pretendo hacer de este blog una recurrente necrológica de todas las leyendas del Hollywood clásico que vayan cayendo con el paso de los años así que obviaré la muerte de la frágil Jean Simmons, de su cara de ángel, y aprovecharé su óbito para recordar una de las mejores películas del director William Wyler y en la cual también participó la actriz tristemente fallecida.




William Wyler conocido por el gran público por Ben-Hur trazó una carrera repleta de géneros, de éxitos y de premios: La Loba, La señora Miniver, Los mejores años de nuestra vida, La heredera, Vacaciones en Roma, El coleccionista,...son algunos de sus mejores trabajos, todos ellos brillantes, grandes superproducciones, comedias románticas, melodramas, dramas bélicos o películas de suspense (hoy llamados thrillers), pero fue en las escenas intimistas, en las secuencias dramáticas a modo teatral, en el trabajo con los actores donde brilló sobre manera, tal fue su habilidad con estos últimos que hasta 30 fueron nominados o premiados por sus colaboraciones con el director.

Wyller nos enseña en The Big Country sus grandes cualidades como director: las escenas llenas de grandilocuencia, la facilidad para hacer discurrir la acción de la narración y el trabajo actoral.

Dotada de un gran reparto, desde Gregory Peck hasta el orondo Burl Ives, The Big Country, estrenada como Horizontes de Grandeza en España, no es una excepción. Sus títulos de crédito, con la inolvidable música de Jerome Moross, nos presentan las inacabables praderas del Oeste americano y una diligencia que arriba del viejo al nuevo Mundo. Esta escena inicial nos hace adentrarnos desde el comienzo en una historia grande, de grandes personajes pero también de miserables, donde no existe el blanco sino el gris, donde la moraleja final nos enseña que no existen guerras razonables, que deberían ser los que las provocan quienes ajustaran cuentas entre ellos y no dejaran vender sus almas o morir a inocentes por sus causas.

http://www.youtube.com/watch?v=u6vREiRNMFc

El nuevo Mundo con sus nuevas reglas de juego, inaceptables para el recién llegado -la inadaptación del capitán Mckay se refleja en su sombrero-, son también un reflejo de la confrontación entre esos dos mundos, entre dos sociedades, entre dos familias por el control de la tierra, en definitiva por el poder.

Estados Unidos es un país forjado por los individuos y su ambición por el poder, por el dinero, por el amor, por grandes contrastes, por Bush y por Obama. Ahí reside precisamente la grandeza de Estados Unidos, he ahí la grandeza de "El Gran País", porque la miseria de las personas puede ser bondad, su avaricia o su odio puede convertirse en redención en el último aliento o puede condenarle hasta la últimas consecuencias tal y como sucede con alguno de sus personajes, porque el gran país no es la tierra o su poder, sino las personas que forman parte de él.

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