martes, 30 de marzo de 2010

Falta de ideas

El periódico digital ELPAIS.COM publica hoy en su sección cultural un artículo sobre la vuelta a los 80 en los estrenos que se avecinan en este año 2010.

Sin ir más lejos mañana se estrena el remake de una de esas películas, Furia de Titanes, que en 1981 reunió en la gran pantalla a Harry Hamlin, más conocido por seriales de gran éxito en la década como La Ley de Los Ángeles, y viejas glorias como Lawrence Olivier o Ursula Andress.

El film original concebido como un entretenimiento de aventuras mitológicas destacó sobre todo por ser el último trabajo del gran artesano Ray Harryhausen, creador de criaturas fantásticas e inventor de los efectos especiales, tal y como los conocemos hoy en día. En esta nueva versión es otra estrella en ciernes, Sam Worthington quien interpreta a Perseo y son los veteranos Liam Neeson y Ralph Fiennes en los papeles de Dioses quienes juegan con el Destino de la Humanidad y es, sobre todo, una nueva ocasión para poder comprobar el efecto de la tecnología 3D sobre una historia tan apropiada, el mito de Perseo, para las innovaciones introducidas por la nueva dimensión.

Pero este no será el único remake o revisión de grandes éxitos de los 80. Pronto vendrán la continuación de la, en su día, innovadora TRON, la cínica Wall Street o la inocente Karate Kid. Además se han producido versiones de series televisivas tan conocidas como El Equipo A o McGyver, aunque en este último caso en versión paródica titulada McGrubber.

A pesar de que esta nueva hornada de clásicos ochenteros nos devuelven a la más tierna infancia de todos aquellos que crecimos con esos y otros "clásicos", su revisión no era necesaria, no sólo porque la mayoría de los mismos no la merecen por su poca importancia artística sino porque nos hacen recordar aquellos imágenes o personajes que en nuestra inocencia mitificamos y que para nuestra desgracia no aguantan, no ya el paso del tiempo, sino el paso de nuestras vidas.

Es evidente que la meca del Cine está en crisis, o mejor dicho las ideas en la meca del Cine están en crisis. Quizás deberían encerrar a los guionistas en despachos cerrados durante horas para que broten las ideas como hacían las productoras en la época de la dictadura de las Majors o quizás deberían secuestrar a los guionistas de las actuales series de TV. En todo caso, deberían ahorrarnos el mal trago de descubrirnos que hemos crecido y que algunos de nuestros recuerdos no son ni mucho menos los que guarda nuestra manipuladora memoria.

   

jueves, 25 de marzo de 2010

La Trilogía del Anticristo

El sacrificio realizado por el Rey de los Judíos en pro de "nuestra Salvación" dio lugar a cientos de tradiciones paganas a lo largo y ancho de la geografía mundial durante la época de Cuaresma. Las loas convertidas en tótems escultóricos llevados a hombros por los penitentes silenciosos o venerados por las saetas más sentidas fueron emuladas por el séptimo arte en forma de sacralización, La Historia Más Grande Jamás Contada, Rey de Reyes, y Jesús de Nazaret, de ejercicio de psicodelia, Jesucristo Superstar, de humanización, La última tentación de Cristo, o de manifiesto político, El evangelio según San Mateo.

Sin embargo, toda Luz comporta Oscuridad, toda Salvación debe conllevar Perdición...Así, en una época de convulsiones políticas, de cambios sociales y de revoluciones culturales como fueron los últimos 60 y la década de los 70, se produjeron tres películas cuyo protagonista no era otro que el reverso tenebroso del Redentor de la Humanidad y su llegada (o manifestación) al Mundo. Esas tres obras, ajenas en su realización, han venido a denominarse como la Trilogía del Anticristo.

Rosemay´s Baby (1968). El director Roman Polanski aceptó como primer encargo en el cine americano la adaptación al cine de la novela homónima de Ira Levin. Una mujer (Mia Farrow) deseosa de tener un hijo con su esposo (John Cassavettes) consigue quedarse embarazada tras una noche de pesadilla. Tras la noticia, sus vecinos no escatiman en cuidados hacia la futura madre.



Rodada en un ambiente claustrofóbico de interiores, en su mayoría estancias cerradas, pasillos y vestíbulos fríos y oscuros, y con el Edificio Dakota como telón de fondo, un personaje más de la propia trama, convierten a Rosemary´s Baby una pieza clave del terror cláisco.

El film que abrió las puertas de Hollywood a Polanski, lanzó la carrera de Mia Farrow y supuso un Óscar a la mejor actriz de reparto a la entrometida vecina Ruth Gordon y al Guión Adaptado para el propio Polanski, pero támbién fue el inicio de la escabrosa vida de su director, tanto en el papel de víctima como de ejecutor, y de la leyenda negra del enigmático edificio, sobre todo tras la muerte del músico John Lennon.


The Exorcist (1973). Primera película de terror nominada al Óscar al mejor film, su estreno produjo un enorme impacto entre el gran público al tratarse de un film que introdujo particularidades novedosas en el tratamiento del horror, desde la ambientación inicial en Oriente Medio hasta el suspense desarrollado en el frío Washington D.C., pasando por las escenas escatológicas protagonizadas por Linda Blair y rematando con el tratamiento de la música a través de la revolucionaria Tubular Bells. A pesar de lo grotesco de algunas secuencias, el desarrollo de la trama hasta el descubrimiento del misterio y el suspense mantenido durante todo el metraje, hacen de este film una pieza indispensable en la meca del Horror.
 
 

 
El film, ganador de los Globos de Oro de ese año, sucumbió en la Ceremonia de los Óscars ante El Golpe. El éxito de El Exorcista devino el descubrimiento de la niña protagonista Linda Blair y de Jason Miller en el papel del Padre Karras, además de la confirmación en el estrellato de los realizadores de William Friedkin, quien ya había triunfado 2 años antes con French Connection. Tanto los actores citados, cuyos personajes en la ficción tuvieron mayor contacto con el Diablo, como el "padre" de la criatura, no volvieron ni han vuelto jamás a alcanzar el mínimo reconocimiento en el mundo del Cine...
 
 
The Omen (1976), Film dirigido por Richard Donner, creador años más tarde de la inefable saga de Arma Letal, y con la presencia mayúscula del gran Gregory Peck, narra la historia de una pareja norteamericana (Peck y Lee Remick) y de su hijo Damien (Harvey Stephens), un niño inquietante a cuyo alrededor se suceden hechos estremecedores.
 
 
 
A pesar de ser la menos reconocida de las tres, las magníficas interpretaciones de su reparto, el desarrollo in crescendo del misterio alrededor de su personaje principal, la sucesión de acontecimientos que hilan la maraña del guión, la atormentada música de Jerry Goldsmith y su precipitado final, hacen de La Profecía un clásico del terror psicológico que sumerge al espectador en su tenebroso universo.
 
En una época donde el terror cinematográfico se funda en imágenes impactantes, violencia explícita y  sobresaltos continuos y más bien gratuitos, la trilogía del Anticristo se convierte en imprescindible para todos aquellos aficionados que disfrutan, o sufren, con atmósferas sobrecogedoras, ambientes llenos de suspense, terror sugerido y tramas destinadas a un clímax final. Porque el peor de los miedos no es aquél que puedes palpar sino el que no puedes comprender.

martes, 9 de marzo de 2010

Hasta que llegó la hora

La resaca de los Óscars nos ha dejado un dato para la historia. Como dijo Barbra Streisand al entregar el premio a la mejor dirección: "La hora ha llegado..." 

Otras mujeres lo intentaron antes: Lina Wetmuller por Siete mujeres en 1976, Jane Campion por el El Piano en 1993 y Sophia Coppola por Lost in Traslation en 2003, pero ha sido Kathryn Bigelow, una directora conocida por títulos de acción tan destacados como Acero Azul, Le llaman Bodhi y Días Extraños la que ha conseguido ser la primera mujer en ganar un Óscar a la mejor dirección.

A pesar de la irregularidad de su trayectoria, con títulos fallidos como K-19 o El peso del agua, Bigelow se ha distinguido siempre por incurrir en un género, el de acción, tan identificado con lo masculino. Precisamente ha sido su pulso narrativo y su inteligencia para mostrar el día a día de unos artificieros en la Guerra de Irak, su habilidad para traspasarnos el chute de adrenalina que esos soldados sienten cada vez que se enfrentan al peligro, su hiperrealismo, lo que le ha hecho merecedora de forma justa del galardón más importante del Cine. Sin embargo, nada más me llega de esta película rodada de forma excepcional. No comprendo a su personaje principal, ni le admiro ni le odio, más bien me produce cierta angustia pensar que hay tipos así, sin ningún aliciente más allá de su profesión de desactivador de muertes, casi prefiero el romanticismo de aquél que mata por una causa, sea justa o injusta, o el miedo o el asco de aquél que se ve inmerso en una guerra por decreto cuyo único objetivo es la supervivencia, o la unión entre unos hombres perdidos en la barbarie que les convierte en hermanos de sangre. A pesar de mis extrafalarios gustos reconozco la valía de En tierra hóstil y su poder para introducir al espectador en el campo de batalla sin necesidad de artilugios de 3-D. 



Antes de comenzar a pensar en el nuevo curso cinematográfico y en la nueva carrera para los Óscars del 2010 no quiero olvidarme de dos películas que si me han tocado este año y que por distintas razones se quedaron en segundo plano en la ceremonia del pasado domingo. UP ha sido en mi opinión la mejor película del año, cine en estado puro que con el tiempo se convertirá en un clásico del Cine, los 15 primeros minutos más emocionantes que recuerdo, un film relegado por su factura de animación a la marginación de unos premios secundarios: Mejor película de animación y mejor banda sonora. Espero que algún día la Academia sea justa con Pixar, la mayor fábrica de sueños de la actualidad. Y finalmente, otro ejercicio de altos vuelos, Up in the Air, comedia muy inteligente, con un reparto excelente, que nos muestra la realidad de la sociedad actual, la soledad, el desarraigo, el autoengaño, la hipocresía, en un entorno de crisis económica muy bien dibujado a través de unos profesionales del despido. Jason Reitman se va a casa de vacío, pero dudo que sea así siempre.

Como ya dije en la previa nunca llueve a gusto de todos, lástima que casi nunca llueva al mío...a pesar de mi opinión los Óscars siempre serán los Óscars y siempre estarán por encima de mis preferencias.

        

sábado, 6 de marzo de 2010

And the loser was...

A pocas horas de conocer el film que entrará en la historia de los Óscar con el premio a la mejor película, recordaremos en este artículo algunas de las producciones que, siendo nominadas en la gran noche del cine, se quedaron con la miel en los labios siendo relegadas al ostracismo, justa o injustamente. Porque en una sociedad donde sólo se recuerda a los vencedores no está de más hacer un homenaje a aquellas cintas que no se llevaron el trofeo a casa, pero que han perdurado en nuestra memoria con tanta o más fuerza de lo que lo han hecho las ganadoras. 


1941 - Ciudadano Welles: En un año donde competía la película considerada durante años la mejor de la historia resulta increible que no ganara la estatuilla ese año. Ganó otro clásico del cine Qué verde era mi valle de John Ford, pero por su innovación en la narrativa y su influencia en las generaciones siguientes la Academia no fue justa con Ciudadano Kane, relegándola al premio al mejor guión original para el otro Mankiewicz (Hermann) y el propio Welles que con su ópera prima iniciaba su leyenda negra en la meca del cine.

1946 - Vivir es bello a veces: El clásico por excelencia cuento de Navidad de Frank Capra Qué bello es vivir se quedó compuesta y sin premio ante el magnífico melodrama del "Mr. Óscar" William Wyler Los mejores años de nuestra vida. Aunque el film ganador es de indudable calidad, el transcurso de los años ha hecho de la cinta perdedora un título imprescindible en la historia del séptimo arte.

1951 - Un tranvía que se quedó en deseo: A pesar de que Un Americano en París es un clásico del musical, parece extraño que una de las obras cumbre del teatro llevado al cine Un tranvía llamado deseo no ganara el Óscar a la mejor película. Si además tenemos en cuenta que tres de sus intérpetres principales se llevaron premio (Vivien Leigh, Karl Malden y Kim Hunter) y el cuarto se quedó a las puertas (Marlon Brando) con una nominación, no parece coherente que el film se quedara sin premio, siendo uno de los mejores ejemplos de dirección de actores jamás llevados a la gran pantalla.



1952 - Solo y sin triunfo: Si hasta ahora hemos hablado de injusticias discutibles debido a la calidad artística de las películas ganadoras, he aquí uno de los más claros ejemplos de error por parte de la Academia. El circo montado por Cecil B. De Mille  en El mayor espectáculo del Mundo derrotó de manera increible a dos clásicos que han marcado a generaciones enteras Solo ante el peligro y El hombre tranquilo. Cualquiera de las dos hubiera sido una justa vencedora.

1956 - Gigante no fue el Óscar: Aunque ninguna de las nominadas puede considerarse una obra maestra del séptimo arte, sí que mejoraban a la ganadora La Vuelta al Mundo en 80 días, film basado en la novela de Julio Verne. Ni Gigante, ni Los Diez Mandamientos ni El Rey y yo convencieron a los miembros de la Academia. A este humilde servidor sí, por lo menos, por delante de la citada cinta de aventuras.

1958 - La gata sin premio: Tan injusto fue que Elizabeth Taylor se quedara sin premio como que lo hicieran Richard Brooks como director y La gata sobre el tejado de zinc como mejor pelicula ante otro musical de Vicente Minnelli, Gigi.

1961 - Buscó pero no encontró: Como anteriormente, Paul Newman se quedó sin premio en una de sus mejores interpretaciones por El buscavidas. Esta gran película se vio ensombrecida ante el fenómeno de West Side Story que arrolló ese año. Este error con Newman fue compensado años más tarde concediéndole el Óscar por el mismo papel, pero mucho más viejo, en El color del dinero

1962 - Matar un sueño: Este año, una obra maestra del cine Lawrence de Arabia dejó en segundo plano una de las más bellas historias llevadas a la gran pantalla. Matar a un ruiseñor no se llevó el premio pero al menos nos queda el consuelo de que Gregory Peck, por interpretar de manera conmovedora al espléndido personaje Atticus Finch, se llevara el Óscar a casa. 

1965 -  Lágrimas más que Sonrisas: El musical de la familia Trapp se impuso a Dr. Zhivago, epopeya romántica del gran David Lean.

1967 - Bonnie sin Clyde: Bonnie and Clyde, drama que narraba la historia de dos de los bandoleros más famosos de la Gran Depresión americana se ha convertido en una de las obras clave del género de cine negro. La moderna narrativa utilizada por Arthur Penn no se vio recompensada ante un drama racial muy de moda en ese año, "En el calor de la noche".

1971 - La conexión mecánica: The French Connection con el gran Fernando Rey ajusticiado por el también grande Gene Hackman derrotó en esa noche de los Óscar a una de las películas más turbadoras e influyentes de la historia moderna del cine. La Naranja Mecánica puede encantar o asquear pero no se puede ignorar su trascendencia en los últimos decenios.

1976 - Rocky deja KO a Hollywood: Asi aparecía Sylvester Stallone en la portada de Newsweek sujetando un Óscar gigante. Cualquiera de las nominadas era mejor película que Rocky. Network, Todos los hombres del presidente, pero por encima de todas Taxi Driver de Martin Scorsese, otro film que ha marcado un antes y un después en la Historia moderna del séptimo arte que se vió superada por el inefable semental italiano. Una de las mayores injusticias de la Academia.  



1980 - Película corriente: Gente corriente, ópera prima de Robert Redford como director, era un sólido drama alrededor de una familia que vive las consecuencias de la pérdida de uno de sus miembros, pero no soportaba ninguna comparación con la obra maestra de Martin Scorsese Toro Salvaje. Marty rodó este film tras pasar por un periodo depresivo, seguramente no pudo soportar perder con Rocky años atrás, y seguramente creyó, visto el antecedente, que narrando la vida del boxeador Jake La Motta se ganaría el favor de la Academia, no fue así pero al menos un Robert de Niro en estado de gracia consiguió el Óscar al mejor actor.

1981 - Carros de óscars: Atlantic City con Burt Lancaster y Susan Sarandon y En busca del Arca Perdida" eran las mejores películas de ese año. Sin embargo, Carros de Fuego se llevó el premio en esa edición. De nuevo la Academia erró el año ya que la película de deportes a premiar debió ser el año anterior y no ése.

1982 - Mi teléfono, ¿mi Óscar?: Pues tampoco ése sería el año en que Steven Spielberg se llevara la estatuilla. En su lugar el aburrido biopic de Gandhi le robó los honores al más famoso alien de la historia E.T.. En cualquier caso, Veredicto final de los magníficos Sidney Lumet como director, y Paul Newman y James Mason como intérpetres, Tootsie una de las mejores comedias de los útlimos treinta años con un enorme Dustin Hoffman, o Desaparecido con Jack Lemmon, mangnífico drama sobre la dictadura chilena, podian haber sido un premio más justo que el entregado esa noche.

1984 - Pasaje sin premio: La fiebre por los biopics en los 80 hizo que de nuevo el Óscar a la mejor película fuera a parar a la insoportable Amadeus cuya mayor virtud era la música, obviamente del ínclito, y la interpretación de F. Murray Abraham, que no, no interpretaba a Mozart, sino a Salieri. Los gritos del silencio y Pasaje a la India, canto del cisne del maestro David Lean, superaban en calidad y sensibilidad a la citada biografía filmada.

1989 - El club de los no premiados: En un año de calidad discutible en las nominaciones, como fue norma en la década que acababa, destaca por encima del resto la lírica y emocional El club de los poetas muertos un viaje iniciático para un grupo de muchachos que descubren el sentido de la vida de la mano de un  muy contenido Robin Williams en su papel de profesor Keating. En su lugar triunfó el ñoño drama Paseando a Miss Daisy.

1990 - Sin uno de los nuestros: Una vez más, una obra maestra de Scorsese, Uno de los nuestros se quedaba sin premio ante la sólo correcta Bailando con lobos. A pesar de todo Marty siguió intentándolo y finalmente lo consiguió, aunque no fuera por su mejor film.

1994 - El tonto no lo era tanto: A un lado, Forrest Gump una mezcla de historia de superación personal y de amor edulcorado en un entorno de los pasajes más recientes de la historia americana. Al otro extremo, la segunda película del irreverente Quentin Tarantino, Pulp Fiction, serie de historias cruzadas llenas de violencia tanto física como verbal, con monólogos y diálogos tan brillantes como surrealistas, y en una suerte de narración epistolar y con continúos saltos temporales, ¿Alguien dudaba de quién iba a ganar?

1997 - El hundimiento salió a flote: Titanic igualó a Ben Hur como película con más Óscar de la Historia. Sin embargo, ante la espectacularidad de la cinta de Cameron, mi corazón se decanta por un clásico de los 40 rodado en los umbrales del siglo XXI. L.A.Confidential reúne todo el aroma del cine negro en un guión que bien pudiera haber rodado el mismísimo Howard Hawks.

1998 - Shakespeare con Óscar: Shakespeare in Love mediocre imaginario sobre el romance del autor de Romeo y Julieta con una doncella sorprendió a propios y extraños cuando se alzó con la estatuilla ese curso, año en el cual se estrenaron dos obras maestras del cine bélico, Salvar al Soldado Ryan con el mejor arranque jamás visto sobre el género, y La Delgada Línea Roja reflexión antibelicista de tonos éticos-filosóficos. 



1999 - American Beauty: Aunque es cierto que el premio a la mejor producción del año fue más que justo para esta disección de la sociedad americana en forma de sátira, debe destacarse El dilema, crítica a la industria tabaquera rodada a modo documental y cámara al hombro. La película de Michael Mann constituye uno de los mejores acercamientos al mundo empresarial y periodistico.

Cierto es que muchas de estas películas se han ganado su hueco en la Leyenda del Cine por méritos propios y sin necesidad de premios del mismo modo que algunas de las premiadas permanecerán únicamente en la Historia de los Óscar, porque estos premios no dominarán nuestros recuerdos, sino que será la memoria de cada uno la que recordará y seguirá recreando los relatos que más le han turbado, emocionado, entusiasmado, divertido y entretenido, así que no se desesperen si comprueban que tampoco este año gana su película favorita porque como dijo el sabio: nunca llueve a gusto de todos...y menos en Hollywood.