lunes, 31 de octubre de 2011

Pecados capítales: La Envidia y la Avaricia

Aprovechando que he podido asistir en dos ocasiones a una sala de proyección en la última semana, este post va dedicado a homenajear a uno de los críticos de mayor calado en el panorama español. Desde hace ya muchos años, crítico del diario ABC, Oti Rodríguez Marchante nos regala 2 balazos a través de su blog (videoblog) Una de piratas y comenta las novedades más significativas de la cartelera española .

Así pues, he tenido la osadía de plagiar el sistema del señor Rodríguez, gran apellido, para comentar dos películas tan antagónicas como interesantes estrenadas en las últimas semanas y que nos muestran de una manera extrema dos de los pecados capítales del Ser Humano: La Envidia y la Avaricia.

La Envidia: El más notorio representante del terror y del suspense patrio actual, Jaume Balagueró, nos presenta Mientras duermes, la historia de un conserje sociópata, César, de sus traumas y "sus maneras" de superarlos.



Vista desde el punto de vista del psicópata, la película de Balagueró repite esquemas ya utilizados por su director a lo largo de su filmografía: un espacio cerrado y claustrofóbico - De nuevo, una finca urbana de l´Eixample barcelonés - perfecto para adentrar al espectador en los recovecos de la congoja. Eso sí, en esta ocasión utiliza para sus fines el punto de vista del psicópata, un Luis Tosar que, como siempre, interpreta de manera sobresaliente a su personaje, aunque esta vez reconozcamos lugares comunes en su caracterización que hacen que no alcance la Matrícula de Honor. 

El modélico desarrollo de Mientras duermes consigue hacernos estremecer hasta el punto de creer que la maldad o la locura malentendida pueda alcanzar tan atroces actos. Incluso puede hacer sufrir a más de uno cierto síndrome de Estocolmo para con su protagonista, lo cual puede asustar aun más al espectador que se considere cuerdo y no lo es en absoluto. En el debe del film de Balagueró, debemos señalar lo mal resueltas que están ciertas situaciones clave de la trama que hacen perder verosimilitud a una historia que se la había ganado.

La Avaricia: Hace relativamente poco tiempo tuve la suerte de admirar el Óscar al mejor larogmetraje documental del año pasado, Inside job, no sólo por su tremenda calidad, que también, sino porque gracias a ello pude entender mucho mejor la trama de Margin call. 





El debutante J.C.Chandor dispone a voluntad de un elenco de actores que para sí quisieran otros y consigue que todo el cásting sin excepción (mención especial a Paul Bettany) se implique en esta historia sobre las horas previas al crack económico del año 2008. Margin call, nos muestra los orígenes de la actual crisis financiera y económica. Para ello, dispone a los actores como si de un tablero de ajedrez se tratara para que cada uno adopte una posición ante tan tremenda situación. Ninguno sale ileso de este relato. La avaricia y la inmoralidad, voluntaria u obligada por las circunstancias, hace caer a todos en la vorágine del dinero corrupto.

Sin embargo, a pesar de que mi lectura final es evidente e indignada, se me plantean ciertas dudas sobre la tibieza del film, sobre todo vista la reacción de algunas de las personas que me acompañaron en la proyección. En cualquier caso, Margin call, nos permite descubrir a un principiante con nervio en su narrativa y dirección de actores, y ante todo nos invita a la reflexión, la indignación o en el peor de los casos, a la sumisión.

lunes, 10 de octubre de 2011

El sentido de la vida

Terrence Malick, filósofo de profesión y director de vocación se ha labrado una fama difícil de discutir. Cuatro películas en más de treinta años nos muestran el arte de este autor inclasificable. Siempre comparado con la vida y obra de Stanley Kubrick por su hermética y perfeccionista manera de actuar y vivir, el profesor Malick nos presenta esta vez una clase de vida, del ser humano y de sus circunstancias.



Para repasar la lección, El árbol de la vida no utiliza el lenguaje común de los mortales. Como si nos quisieran dar la materia de geografía sonetos mediante, en esta historia no encontramos una presentación, nudo y desenlace al uso sino que se nos dificulta su visión a través de imágenes oníricas en todo el metraje ya que, aunque podemos decir que el nudo se nos muestra de una manera más terrenal también estamos ante imágenes de una belleza envolvente, al igual que lo son pero de una manera más abrumadora (no he sabido encontrar otro adjetivo más adecuado que el usado por el Sr. Boyero en su crítica), las escenas que prologan y cierran esta catequesis. Malick quiere hacernos sentir con cada una de sus imágenes la aventura de vivir y para ello parte de lo Universal para centrarse en lo nímio y de lo concreto se dirige hacia lo metafísico. 

Si bien es cierto que El árbol de la vida no consigue emocionarme en el sentido literal del verbo, sí que logra por mi parte una reflexión y una admiración ante la capacidad del autor de narrar de una manera "cuasilírica" todo aquello que nos quiere explicar. No oso hacer pública mi interpretación de las metáforas y alegoría planteadas ya que seguramente esté equivocado (aunque opino que está todo bastante claro) y, en cualquier caso, prefiero que cada espectador saque sus conclusiones pero he de decir que en ningún caso me ha decepcionado este ejercicio sensible y sensitivo.

Por supuesto, El árbol de la vida no es plato para todos los paladares, no hablo de mejores ni peores, sino de paladares distintos (servidor de ustedes gusta del melón con jamón y no soporta al Sr. Lynch). Es en ese punto donde debemos situar la obra de Malick. Como ese cuadro de pintura abstracta que, si logra alcanzar la categoría de ¿arte? es capaz de captar mi atención hasta el punto de conseguir mi admiración y alabanza.