lunes, 9 de enero de 2012

4 joyas de fin de año y un recital

Hacía tiempo que no me dejaba ver por estos lares para comentar una película de estreno así que he decidido hacer un resumen de las últimas joyas que he podido admirar en la sala de proyección.

La buena racha comenzó con la última creación del otrora discutido, polémico, obtuso y excéntrico David Cronenberg, creador de un universo propio no exento de calidad en numerosas ocasiones. Sin embargo, el director de la mítica La mosca hace tiempo que ya no es el mismo. Desde la imprescindible una historia de violencia, Cronenberg se ha dedicado a explorar en su estilo dotándolo de un clasicismo en otra época impropio de él. Ahora nos ha presentado Un método peligroso que nos cuenta la relación a tres bandas entre Sigmund Freud, su discípulo más aventajado en el mundo del psicoanálisis Carl Jung y una de sus pacientes, con grandes dotes para la disciplina del diván. Reflexiva, complicada y profunda Un método peligroso consigue adentrarnos en un mundo tan complejo sin obviar tabús ni grotescas escenas, algo que siempre ha manejado con soltura su autor. Comentario aparte merece el cásting: el empaque de Viggo Mortenssen como Freud, la fragilidad del Jung de Fassbender y la sobreactuación medida al detalle de la cada vez más "esbelta" Keira Knightley.

Un Dios Salvaje de Roman Polanski repite elementos vistos en la obra de su autor: espacios cerrados, personajes desquiciados y la adaptación de una obra teatral, en este caso con la firma de Yasmina Reza. Dos matrimonios se reúnen en casa de uno de ellos para conciliar la pelea de dos de sus hijos. A partir de ese momento la hipocresía más vil, lo políticamente correcto se mueve por el filo de la navaja en esta sátira de la sociedad occidental. La cámara de Polanski sabiamente colocada da el ritmo fílmico a cuatro actores tocados por la varita mágica. Difícil destacar a alguno por encima del resto. Waltz, Foster y Winslet están extraordinarios. Sin embargo, me gustaría que se fijaran en alguien que nunca se ha llevado los focos ni los premios: el gran secundario John C. Reilly.

The Artist es, tal y como se definía en el blog de Celuloides en su jugo, un declaración de amor al cine pero también, una declaración de amor al amor. Cine mudo y en blanco y negro ¿Acaso se necesitaba algo más? Una joya para los amantes del cine, nostálgicos y románticos, para aquellos que creen que menos es más, que con un simple gesto, un sonrisa o una mirada se nos muestran todos aquellos sentimientos sin necesidad de frases grandilocuentes que deban pasar a la posteridad. Bebe del cine mudo, del musical, del melodrama y de la comedia. Bebe del Cine. Esta película merece un homenaje a su director, Michel Hazanavicius, por su propuesta y por su amor al realizarla.  

John Le Carré estará orgulloso de la adaptación de su novela. El topo nos narra la investigación de un agente de la secreta Circus para descubrir a un traidor en sus filas. Con esta excusa el director Thomas Alfredsson va más allá de la típica trama de espías de la guerra fría para mostrarnos la soledad de las personas que forman este mundo, todos abnegados a la causa. Sin persecuciones, ni disparos. Con la mirada y la palabra sosegada de un meticuloso observador. Elenco maravilloso de actores en el cual no debo dejar de alimentar mi admiración al Smiley de Gary Oldman.

Y el recital no es otro que Drive. La película de Nicolas Winding Refn absorve elementos de géneros y épocas de todo tipo: cine negro, western crepuscular, películas de samurais, acción ochentera,...Sin embargo, dota a su obra, a su historia y a sus personajes de vida y personalidad propia, gracias a un ejercicio de dirección impecable. Drive se convierte por lo antedicho, y por su música y por su estética, en marca de referencia para una generación, como lo fue el Taxi Driver de Scorsese o la Pulp Fiction de Tarantino. Ellos querrán ser Ryan Gosling y ellas...sólo querrán a Ryan Gosling.