jueves, 26 de julio de 2012

Batman begins again

El pasado viernes se estrenó la última entrega de la saga de El Caballero Oscuro que se inició con la tibia Batman Begins y que continuó con la prodigiosa The Dark Knight por obra y gracia del Sr. Christopher Nolan.

The Dark Knight Rises, que es como así se titula esta última entrega, sigue las pautas marcadas por sus antecesoras manteniendo lugares comunes entre todas ellas: un héroe que no quiere serlo, pero que no puede huir de su destino, un enemigo temible que busca la destrucción de una sociedad corrupta, una policía desorientada, ¿una chica en apuros? y unos secundarios de lujo. Todo ello, adornado por la estética y la ética de un realizador con un estilo muy marcado y ciertas ínfulas de autor.

Tras estos mimbres cuyos resultados mejores o peores vimos en el pasado, la pregunta al salir del cine era: "Pero ¿a cuál de sus antecesoras se acerca más?" La respuesta fue obvia. Evidentemente a la primera de ellas con la que comparte no sólo alguno de sus personajes y de sus giros argumentales sino también ese punto de cocción que le faltaba a la primera. Porque a The Dark Knight Rises le falta la rotundidad de la que gozó la película protagonizada por el malogrado Heath Ledger - porque sí, señores, él era el protagonista/antagonista de aquella segunda parte.
Reconozco que las comparaciones son odiosas y por tanto no puedo dejar de decir que la película de Nolan es un interesante ejercicio de dirección con momentos de gran acción y con una factura y realización impecables, asimismo, todo su plantel lleva a cabo un trabajo digno, en algunos casos menos digno - no seré yo quien cargue contra la encantadora Marion Cotillard - y en otros directamente comprado a precio de oro por segundo.
Sin embargo, y he aquí mi nota discordante, no puedo dejar de subrayar la falta de pegada en su metraje, versión extendida por cierto. Pretenden los Nolan - Jonathan y Christopher - dar un empaque, una épica al personaje y a la historia más allá de lo convencional en las películas otrora maltratadas de acción, algo que consiguió con The Dark Knight o con la denostada por muchos Inception. No obstante, en The Dark Knight Rises esta solemnidad se convierte por momentos en soberbia vacía y arquetípica y en ningún caso llega a este servidor. Es ese exceso de lo anterior en el guion lo que convierte ciertas escenas en burdas, reiterativas y carentes de ritmo, mención especial merece la secuencia del hoyo. Por el contrario, peca en otras de falta de profundidad y, me permito la repelencia, de ingenio.
Con The Dark Knight Rises muere una saga. Por supuesto, no quiero ser yo quien mate la rabia una vez muerto el murciélago ya que, por miedo a represalias de fanáticos pero sobre todo por ser sinceros, la saga que ahora finaliza deja atrás a las dos entregas de Tim Burton. Las de Joel Shumacher mejor obviarlas y olvidarlas del mismo modo que a los protagonistas de sus engendros.


Unas apuntes finales

¿Qué fue de Baby Jane?  Quién ha visto y quién ve al que una vez fue el recluta bufón Matthew Modine.

Coge el dinero y corre Michael Caine está retirado y ha vuelto porque Nolan se lo pidió. Pues podía haberse ahorrado el viaje y coger un par de imágenes suyas digitalizadas. La jubilación nunca fue más onerosa.

El hombre elefante Tom Hardy está muy digno en su papel de Bane a pesar de las limitaciones expresivas que le provoca la máscara que le cubre parte de su cara. Lástima que su personaje pierda fuelle en la parte final y se diluya como el azucarillo que fue El Espantapájaros.

Ha nacido una estrella Hace tiempo que Joseph Gordon-Lewitt ha llamado a las puertas del cielo hollywoodiense. Esperemos que siga en esa línea y no se deje embaucar por ofertas tan tentadoras en lo económico como desastrosas en lo artístico.