lunes, 25 de febrero de 2013

La Academia se queda con Argo

Pues como ya predije en la previa de los Oscar no llovió a gusto de todos. En una entrega muy repartida en la cual Argo ha sido la triunfadora final al llevarse el premio a la mejor película, las quejas deberían haber sido menos que años anteriores. Sin embargo, desde el mismo momento que se fueron abriendo los sobres, los reproches no se han hecho esperar.
 
Por mi parte ni me ha decepcionado ni me ha entusiasmado. Lo cual es malo porque en otras ediciones tenía una favorita clara que había conseguido mi total adhesión. Pero también es bueno porque en esta ocasión he podido ver los toros desde la barrera y practicar un análisis más reflexivo que de costumbre.
 
No creo que la mejor película sea Argo. Efectivamente es un dechado de virtudes narrativas, de dirección y de montaje y su reparto cumple con creces (con las limitaciones de su director protagonista). Sin embargo comprendo, cómo explica Jordi Costa en su crónica de El País, a aquéllos que protestan porque la Academia ha optado por premiar a la película más complaciente con el sistema establecido, la que subraya las virtudes de la CIA y el buenismo de la administración estadounidense ante sus contribuyentes.

En este sentido, yo también criticaba el tufillo de americanismo excesivo de su final y también prefiero otras historias que, como las de Zero Dark Thirty o Lincoln, me enseñan los claroscuros de unas más que posibles causas “justas”. Y efectivamente Django Unchainned, aunque tampoco me parece perfecta, jugaba a otro juego, al del entretenimiento gamberro, a hacernos disfrutar ante la pantalla porque todo lo que veíamos nos recordaba a alguno de los mejores momentos que hemos pasado en esto del Cine. Cualquiera de ellas también pudo haber ganado pero no me parece que el premio a Argo sea una aberración. Simplemente, prefería otros.
 
En cuanto a otros premios, mi principal queja, aunque tampoco me voy a tirar de los pelos, es lo que considero yo un inmerecido Oscar a Jennifer Lawrence, quizás por ir contra el mainstream creado que yo tengo el síndrome del salmón muy acentuado, pero tengo la sensación que el tiempo pondrá su interpretación en su sitio y la gente se preguntará porqué diantres se lo dieron a ella por hacer de tipa un tanto excéntrica y desequilibrada. Yo ya me lo pregunto teniendo en la terna finalista a Emmanuelle Riva y a Jessica Chastain.


 
Otros dirán que al pobre Spielberg es continuamente maltratado en la Academia. No les falta algo de razón. Si por algo me parece premiable Lincoln al margen del señor Daniel Day Lewis, es por la dirección de Spielberg. Creo, y no me equivoco, que uno de los defectos que destaqué sobre la película del presidente, la perfecta interpretación de su protagonista destacaba sobre manera y perjudicaba en cierto punto al conjunto de la película, puede haberle pasado factura al Sr. Spielberg. En cualquier caso, la dirección de Lee, la premiada, es muy meritoria y merece el reconocimiento aunque la película en su conjunto me decepcionara un tanto.
 
En cuanto a los premios a Django Unchainned parecen más para calmar a su legión de seguidores y llenar la cuota tarantiniana que el resultado de la fe por este autor por parte de la Academia. Ambos premios, guión original (aunque insisto en catalogarlo de inspirado) y el de Christoph Waltz me parecen merecidos. Quizás el de este último más discutible ante el nivel que había en su categoría. Lo que no entiendo son las críticas hacia este actor aduciendo que hace el mismo papel de Coronel Landa, aquél por el cual se dio a conocer mundialmente y que le reportó el primer Oscar. Que un actor de cierta nacionalidad interprete dos personajes de ese mismo origen no es hacer el mismo papel. Es como si se dijera que cada vez que Bardem hace de español hace el mismo papel de español. Evidentemente, repite algún tick pero ¿quién no lo hace? ¿Os recuerdo los ticks de Nicholson o De Niro? Es parte de su encanto pero es que además el doctor Schultz es un personaje que respira una humanidad cuyos matices interpretativos nos va descubriendo conforme avanza el metraje. No lo puede evitar.

Finalmente, nadie puede negar la calidez y el sufrimiento transmitido por Anne Hathaway en Les Misérables, emocionante su principal escena, por la cual ha ganado éste, su Oscar. Como tampoco puedo protestar ante la brillante, perfecta interpretación de Daniel Day-Lewis que ha llenado nuestro imaginario sobre la figura de Lincoln con su voz y sus gestos. Mi pasión por la inspiración de Joaquín Phoenix no puede cegar mi juicio para reconocer al elegido. 

Hasta aquí mi nada subversiva opinión. O sí. Os dejo discutiendo hasta el año que viene por la injusticia a la pequeña Bestias del Sur Salvaje, o el alivio por la omisión de Lincoln o Les Misérables en los premios gordos, o los enfrentamientos por los excesivos cuatro premios a La vida de PI o la falta de premios para Zero Dark Thirty o Amour y la reivindicación del cine europeo. Yo me bajo de este tren hasta febrero de 2014.

Sólo un recuerdo al cada vez más olvidado maestro John Williams. Su música siempre reconocible se merece más premios de los que se ha postulado a lo largo de su carrera. Puede que no se lo mereciera tampoco esta vez pero Mister fanfarrias como cariñosamente le llamé desde los tiempos de la Guerra de las Galaxias o Superman se va de nuevo con las manos vacías y van 36. Os dejo con su música hasta el año que viene.


 

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