martes, 2 de abril de 2013

Los últimos días

Semana Santa. Época del año propicia para disfrutar del tiempo libre, visitar a la familia y, por qué no, para ponerse al día con los últimos estrenos de la temporada. También para hacer penitencia.

El atrayente trailer y la extraordinaria, para una película española, campaña publicitaria de Los últimos días me hizo elegir como primera opción esta película. Los hermanos Pastor que se estrenaron con Infectados, una interesante cinta de contagio "zombi", repiten fórmula apocalíptica en esta historia de un joven que busca desesperadamente a su novia en medio del caos creado por una epidemia de agorafobia que mantiene a la población viviendo en las profundidades de Barcelona.



Quim Gutiérrez, José Coronado y la anecdótica Marta Etura encabezan un reparto con un objetivo claro: trasladar el cine apocalíptico americano a las producciones españolas. Pretenden con este trabajo que los espectadores de Los últimos días salgan de las salas de proyección con la típica expresión de "parecía americana" que muchas veces pronunciamos ante la sorpresa de su correctísima factura. Si ése era su objetivo lo han conseguido. Sin entrar a valorar los gustos de cada uno - yo por ejemplo ya estoy bastante cansado de la estética viedoclipera - Los últimos días parece americana. Para lo bueno y para lo malo. Con una factura tan correcta como la de muchas de las producciones americanas peca de los mismos defectos de algunas de éstas: Un guión irrisorio al servicio de la acción.

El punto de partida, la historia de supervivencia y la búsqueda del amor perdido sólo sirven como excusa para enlazar sin sentido narrativo alguno - y sin ningún tipo de pudor añadiría - una serie de pruebas que tienen que ir superando los dos barbudos protagonistas a imagen y semejanza del clásico videojuego. Todo impuesto e impostado y todo tan previsible con el único objetivo de provocar una emoción de cartón piedra que llega a provocar vergüenza ajena ante la desaparición de alguno de los personajes, o la aparición de otros.

Lo artificial del discurrir de la trama se completa con su incongruencia. Buscar un sentido a la misma choca frontalmente con la lógica científica y geográfica. La producción ha tratado de recorrer Barcelona de un lado a otro sin importarle si las localizaciones escogidas daban sentido a la historia. Todo vale en beneficio de la acción sin importar si el público conoce o no la ciudad donde se desarrolla. Tirando millas que éstos tragan con todo.

Los últimos días consigue finalmente lo que niega uno de sus protagonistas en un momento de la película. José Coronado espeta "Esto no es una puta gincana en la que recorremos Barcelona". Pues en realidad eso es lo que es: Una puta gincana...y lo de Barcelona lo dejaremos estar.

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